Nikita Shardin: “Para mi ser ético es básico”
- El Mortero
- 10 abr 2018
- 7 Min. de lectura
Actualizado: 17 abr 2018
Periodista y docente, transformó su tesis en un libro que cambiaría su vida.
Por temas laborales, fui a sacarle una foto a la docente que tiene un libro publicado en el catálogo de Harvard, riéndonos un poco de las fotos y de las poses, decidí hacerle una entrevista y que me cuente qué tanto ha cambiado su vida desde entonces. Nos citamos en mi oficina, y allí Nikita me brinda un poco de su trayectoria como periodista.
Redacta: Sara Melo.

¿Desde cuándo inicio el gusto por la escritura?
Mi inicio fue desde muy niña, desde que mi mamá me contaba cuentos. Ella me los narraba con sonidos, como si de verdad estuviera ocurriendo y me acuerdo muchísimo de que ella hacia voces, ruídos que se producían dentro del cuento, entonces era como tener un multimedia, pero en mi mamá (risas). Ese gusto por escuchar cuentos y que luego mis padres los compraran, eso me inculcaba a leer. Esa es la primera parte de la escritura, primero te tiene que encantar leer. Te cuento que en el colegio yo hacía mis tareas sin que nadie me ayude, esa es una de las virtudes que he tenido desde chiquita, yo lo hacía porque quería, nadie me obligaba. Una vez que terminaba mi tarea, yo me dejaba más tarea, le pedía a mi mamá que me compre libros de geografía porque quiero saber más y ella lo hacía. Algo que refuerza lo que ahora soy docente, es que a mis muñecos los sentaba en sillas y le dije a mi mamá: mamá cómprame una pizarra de tiza porque quiero dictarles una clase (risas). Mientras que ella cosía la ropa, los morrales, las chompas, ella estaba en un lado tejiendo y yo estaba dictando clases a mis 8 o 9 años.
Entonces desde ya con la docencia (risas)
Sí y también con el periodismo. Con mi hermano menor, agarrábamos el destornillador que tiene forma de micrófono inalámbrico y nos sentábamos leer las noticias, yo lo hacía con voz de locutora y me turnaba con mi hermano. Eso propició también el amor por la lectura, y luego por la escritura.
¿Solo leías entonces o ya escribías también?
Escribí mi primera nota informativa cuando tenía entre 8 y 10 años, muy pequeñita.
¿Y de qué trato?
En el colegio donde yo estaba hacían “El Kermes” y yo no sabía a dónde se iba ese dinero que se recaudaba. Le pregunté a mi mamá y me dijo que a la Apafa, pero yo quería saber a dónde se iba ese dinero, en qué se utilizaba y le dije: Entonces le preguntaré al presidente. Cuando fui a preguntarle él me dijo: ¿y tú que eres? ¿periodista? Le dije que sí, que quería saber. Entonces hice mi nota, no recuerdo que estructura habrá tenido, obviamente no tenía la pirámide invertida, pero yo tenía la intención de hacerlo.
¿Y quién leyó esa primera nota informativa?
Supongo que mi mamá, ella ha sido mi aliada. Mi papá también, ellos leían bastante. A pesar de no haber terminado el colegio, se quedaron en 5° de primaria, eso hacía que ellos se impulsen con nosotros y seamos universitarios para salgamos adelante.
Cuénteme de su infancia relacionada a la escritura…
A mi me gustaba mucho jugar en el colegio, pero trataba de tener un equilibrio. Destacaba mucho en el colegio, he sido primer puesto en todos los años hasta 2° de secundaria. Incluso cuando me cambiaron de colegio, destaqué en la escolta por mi coeficiente intelectual. Fue honor para mi porque siendo un traslado, logré estar en la escolta. También me gustaba inventar mucho, mi vecino era carpintero y tenía un saco lleno de madera, le dicen “codos”, en vez de botarlo, le pedí que me lo regale, entonces sobre una puerta que fue mi soporte, empecé a armar casitas, como ciudades.
¿Un poco de arquitectura?
Definitivamente, pero era más el hecho de que con lo poco que tienes estas agradecido. Mi familia es de escasos recursos económicos.
Cuando acabas el colegio, ¿cómo decidiste qué estudiar?
En el colegio, todos pensaban que iba a ser abogada. Algo que me acuerdo es que en 4° de secundaria nos dieron un tema a defender, había pautas y todo. Escogí un tema el cual no recuerdo, pero salí yo a defender a mi equipo. Me acordé que de pequeña veía las disertaciones en el Congreso de la Republica con mi papá, no entendía de lo que hablaban, pero yo escuchaba y veía. Por eso digo que uno aprende más cuando lo ve, que cuando te lo dicen. En el momento de sustentar y defender mi tema, capté la postura de una congresista, capté las palabras y logré sorprender a todos, empecé a destruir título por título, era más mi actitud. Desde ahí me tuvieron en cuenta para hablar delante de todo el alumnado.
¿Y la vergüenza, el miedo?
Nunca la he tenido porque desde muy niña a representar al colegio de manera interescolar en matemática y lenguaje, siempre he sido la numero 1. Para mí, debatir no me da miedo. Si no sé algo, eso si me daría miedo, salir a hablar algo que no sé, eso sí me daría miedo. Me han propuesto puestos de trabajo que no van conmigo y me han insistido, pero no, eso para mi es estafa. Para mi ser ético es básico.
¿Y cómo decidió la carrera de comunicaciones?
Todo empezó con una broma, yo le dije a mi papá que quería ser monja, quería saber cual era su reacción. Me dijo que me apoyaría, pero ahí mismo le dije que no, que lo mío era el periodismo y me apoyó. Entonces decidí entrar a San Marcos con dos meses de preparación en una academia que ni siquiera era de paga. En el colegio tenía una profesora muy entusiasta, trajo a todos sus amigos de diferentes universidades, por dos meses de preparación cobró 10 soles y nos dio clases en un salón de 40 alumnos, estuve dentro de ellos. Dios me dio el empujoncito para poder prepararme e ingresé a la primera. Sabía que iniciaba algo nuevo para mí, quería ser primer puesto, pero llegué a tercio superior.
¿Y con respecto a sus poemas?
Mi primer poema fue a los 11 años para mi gatita. Luego ya empecé a escribir para el amor (risas) a los chicos que a una les gusta. El poema es más elemental, en cambio la pluma de periodista esta mejor desarrollada.
¿Y tiene algún consejo para alguien que quiere ser escritor?
Tiene que leer bastante y atreverse a que quizás se equivoque porque en ese intentar se va a dar cuenta de que es bien fácil difundir su pensamiento, porque a veces pensamos que es difícil publicar un libro, pero no es así, no es difícil. El libro que publiqué, que es mi tesis de licenciatura fue una concepción que tuve mis 15 años cuando decidí ser famosa, porque eso es lo que yo quería, ser famosa. Simplemente por el hecho de que tu familia o la etnia de donde vienes ha estado silenciada por mucho tiempo y tal vez eso ha estado por generaciones. Cuando uno es periodista, sale al espacio publico su nombre, la reconocen y esa es una forma de decir “estoy acá, estoy visible, me reconocen, me premian”. Siento que en mi libro están mis abuelas, mis padres, todos, todos visibilizados en mí. Es una emoción muy grande cuando encuentra el libro en el catálogo de Harvard o de Stanford, entonces ahí digo: valió la pena esforzarse tanto. Yo no sentí presión, yo no lo hice por obligación, yo sentí mucha pasión cuando redactaba mi tesis. Cuando pasó a ser libro, lo llevaba a todos lados, lo donaba o lo regalaba por todos lados. Puede estar mi nombre en el libro, pero para mí están todos.
Y el nombre, ¿eso es lo más difícil?
Para mi fue lo más fácil. Son las dos variables de mi tesis y nació el nombre. A mi me dijeron que de nada servía que haga mi tesis sin sacarla de la biblioteca, que solo la leerían pocas personas, sería mejor que la publique, invirtiendo dinero tal vez del mismo precio de un auto, pero el libro me haría famosa, yo quería que mi nombre este en el mundo. En mi prologo pongo cosas de ambiciosa, creo que, si no hubiera sido así, no hubiera logrado nada, hay que soñar en llegar alto.
¿Pensó que estaría en Harvard?
Yo solo quería que mi libro este en el mundo, estoy segura de que Dios lo ha llevado. No sé si esté el libro en físico, porque yo he donado mi libro a México a Chile, a casi todo el Perú, lo que sí sé es que está en el catálogo.
De todas maneras, es un orgullo…
Sí, sea cual sea es mi “hijito libro”. De manera consciente o inconsciente, yo decidí tener un libro en vez de un hijo. Lo curioso es que para elaborar una tesis me demoré 9 meses nada más y me puse a pensar y dije: qué curioso., en 9 meses es el embarazo de un hijo, no será que decidí ser intelectual y no mamá.
De igual forma el hijito libro la hace famosa…
(risas) sí, ahora si se cumple lo de la fama, es mi tesis, no cualquier producción, llegar a los 44 años y tener un libro que me da una tranquilidad tremenda.
El tema de la publicación de su libro ha cambiado algo en su vida, ¿más reconocimientos?
No solo es un reconocimiento a mi persona, sino es a todas las generaciones de mujeres y hombres de donde yo provengo. Es el reconocimiento a la visibilidad que se le da a mi etnia de la cual vengo que es la etnia Shawi, y es un reconocimiento a la invisibilidad que tuvieron las etnias aborígenes durante la época del caucho en la que fueron duramente maltratados, exterminados por Julio Cesar Arana. He prometido que cuando tenga influencia en el ámbito político, cambiarles el nombre a esas calles en Iquitos, a todas que lleven su nombre, porque fue un asesino de mujeres y hombres de las etnias aborígenes, no merece que lleve su nombre. Creo que, en nombre de esa lucha, es también este libro.
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